En Culiacán, Sinaloa, una casa de la colonia Francisco Villa está marcada por la tragedia y por las secuelas de una fuga de gas cloro ocurrida el pasado 30 de agosto. A casi tres meses del hecho que provocó la evacuación de cientos de personas, la intoxicación de 29 y la muerte de un adulto mayor, el hogar de la familia Flores parece estancado en el tiempo. La casa todavía conserva un olor semejante al amoniaco y una atmósfera opresiva. Al entrar, muchas cosas se mantienen como las dejaron el día que salieron huyendo del gas blanco que entró por el patio, pero hay cambios que son notorios: las paredes están corroídas, algunos trozos del techo caídos y los conductos eléctricos oxidados e inservibles, por lo que ni siquiera se puede encender la luz. Perla Beatriz Flores Ríos, de 35 años, es una de las afectadas, sufrió daño permanente en un pulmón, vive con secuelas cardiacas, pero lo más doloroso es que vio a su padre morir en medio de esa bruma blanca que no les permitió llegar muy lejos cuando salieron de casa. “Todo esto se empezó a caer a raíz del gas, ahora que pudimos entrar lo notamos, las paredes se están carcomiendo, todo lo que es el enjarre, todo lo que es sala comedor y cocina, se empezó a carcomer todo por el mismo químico, la casa está totalmente a como salimos”, comentó. Las cucharas, sartenes, la estufa y el resto de los enseres metálicos muestran la oxidación que produjo el gas. Ese 30 de agosto, el señor Francisco Javier Flores Rincón, de 66 años se encontraba reunido con sus tres hijos en casa; se cumplía un mes de la muerte de su esposa, la señora Alicia Ríos Aizpuru. Los Flores tenían prevista una visita en el panteón, pero decidieron esperar un día debido a la lluvia que acababa de comenzar, comieron, revivieron anécdotas, rieron y lloraron, sin saber que esa sería la última vez que estarían juntos. El reloj marcaba las 18:00 horas. Francisco se acostó en su cama y abrió la ventana para aprovechar que corría viento, estaba nublado, pero el nubarrón blanco que ingresó minutos más tarde por la ventana nada tenía que ver con el clima. Era la muerte blanca. Aquello olía al mismo infierno; Francisco se levantó tosiendo y con la piel irritada, sus hijas hicieron lo mismo cuando la niebla avanzó. “Teníamos como 40 minutos acostados cuando empezamos a sentir un olor raro, al momento de que sentimos el olor yo salí del cuarto y cuando salí ya había una nube blanquizca sobre lo que era el área del patio, ya mi papá venía de su cuarto preguntándome sobre el olor. Al no saber qué pasaba decidimos salirnos”, comentó Perla Beatriz. No sabían qué estaba pasando, sólo que tenían que salir de ahí, así que caminaron a cómo les fue posible, pero ya era demasiado tarde. El veneno viajaba en su sangre. “A la siguiente cuadra mi papá cayó. Comenzamos a toser y aventar una baba espesa, blanca, entre más tosíamos más salía la baba”, dijo. No fueron los únicos que abandonaron sus casas, varios vecinos también escaparon de sus hogares. “No sabíamos de donde, no sabíamos qué era, nada más vimos la nube blanca, también salió el vecino de enfrente, se llevó a sus nietos porque venían de una merienda. Nosotras queríamos pedir un carro prestado para llevar a mi papá a un hospital cercano, pero nadie se acercó”, relató. En pocos minutos, algunas calles a la redonda fueron sitiadas por militares y elementos de la Policía Estatal. “¡No se acerquen!, ¡No se acerquen!”, era la indicación de los uniformados. Nadie sabía que pasaba, varias personas caían desmayadas sobre el asfalto. Paramédicos intentaron rehabilitar al señor Francisco, pero ya nada pudo hacerse, su cuerpo ya no tenía vida. Todo quedó grabado en un crudo video que se volvió viral en redes sociales. Perla Beatriz relató que el Servicio Médico Forense esperó cerca de 6 horas para llevárselo, todas las personas que estuvieron cerca terminaron intoxicadas, incluyendo bomberos, agentes y paramédicos. “Teníamos un mes del fallecimiento de mi mamá, fallece mi papá, quedamos internados nosotros tres, el diagnóstico fue neumonía por inhalación de gas cloro, la afectación fue a nivel pulmonar, nos causó quemaduras en la piel, problemas respiratorios. Ya quedamos dañados de por vida, esto ya no se nos va a quitar, tenemos que acudir a consultas con médicos internistas y neumólogos, todo el organismo traemos descontrolado, tenemos algunas cosas altas, algunas bajas, las secuelas van a quedar de por vida”, comentó. Al recuperarse, la familia Flores supo que la fuga de gas cloro provenía de la casa de al lado, pero hasta hoy nadie les ha explicado qué hacía ahí un cilindro con ese material tóxico que incluso ha generado alertas nacionales, cuando hay robos o extravíos. Tampoco saben cuánto tiempo llevaba en ese predio que personas desconocidas usan como bodega. Lo único claro es que perdieron a su padre, que ahora tienen secuelas de por vida, mismas que les impiden llevar una vida normal y hacer frente a la situación. Desde entonces, han gastado más de 100 mil pesos en el funeral y medicamentos y no han recibido ni un centavo de los responsables o de la Fiscalía que en cambió, parece aferrarse a negar lo que ocurrió en ese sector, ya que el dictamen de muerte del señor Francisco Javier, fue emitido por supuesto paro cardiaco y no por inhalación del gas cloro. “La muerte de mi papá no fue natural, fue por inhalación de gas, el dictamen lo quieren dar por paro cardiaco, por eso no queremos recibirlo, ¡no fue un paro cardiaco!, pudo haber sido subsecuente, pero la causa principal fue por inhalación de gas cloro, nosotros presentamos la denuncia por homicidio doloso, culposo o lo que refieran. “No se me hace justo que mi padre se haya ido así y no se me hace justo que nosotros ya quedemos con afectaciones a nivel físico y orgánico, ya tenemos pulmones como si fuéramos personas de edad avanzada, tenemos que tener mucho cuidado con tos, con gripas, ya no podemos recibir vacunas, nos dañó y desgraciadamente acabó con la vida de mi padre”.
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