Desde 1992, cuando ganó la elección Manuel Cavazos Lerma, del PRI, hasta 2022, con Américo Villarreal, de Morena, la entidad ha estado bajo el velo de una funesta correlación entre las administraciones estatales y el narcotráfico.
Con Cavazos se inició una seguidilla de mandatarios priistas vinculados con la delincuencia organizada. Siguió su delfín Tomás Yarrington, quien a su vez heredó la posición a Eugenio Geño Hernández –los dos están detenidos por narcotráfico–. Egidio Torre, quien buscaba sustituir a Eugenio Hernández, fue asesinado una semana antes de la elección, por lo que asumió la candidatura su hermano Rodolfo, quien resultó un gris mandatario.
Luego tomó el mando el PAN, con Francisco García Cabeza de Vaca, cuyo mandato fue puesto en vilo por denuncias por su supuesta relación con el Cártel del Golfo, según la declaración de un lavador de Yarrington, identificado como Antonio Peña Argüelles, que testificó ante una Corte Federal de Texas.
A su vez, la Fiscalía General de la República solicitó el año pasado a un juez del Estado de México una orden de aprehensión contra García Cabeza de Vaca por delincuencia organizada, operaciones con recursos de procedencia ilícita y defraudación fiscal equiparada, invalidada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el contexto del proceso de desafuero contra el ahora exgobernador.
Y ahora llega Américo Villarreal Anaya, de Morena, con acusaciones sobre su presunta relación con la delincuencia organizada. Días antes de rendir protesta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le limpió el nombre a Villarreal al exonerarlo de las acusaciones que se le imputaban.
El tribunal desestimó las acusaciones mencionadas en el juicio de revisión constitucional electoral SUP-JRC-101/2022 promovido por Acción Nacional, que pedía anular la pasada elección. El recurso, que fue desechado, señala el supuesto financiamiento por parte del asesinado empresario Sergio Carmona a la campaña de Villarreal y de sus presuntos nexos con Los Zetas, el Cártel del Golfo y con la Columna Armada Pedro J. Méndez.
Y es precisamente con esas dos últimas organizaciones con las que fue asociado el panista García Cabeza de Vaca durante todo su sexenio
Villarreal, quien asumió el sábado 1 de octubre, cuenta con la bendición del presidente Andrés Manuel López Obrador quien lo considera un hombre “recto, de fortalezas, con arrojo”. Hoy, Villarreal asume el reto de, dice a Proceso por escrito, “desmontar un ecosistema criminal que se alimenta de la corrupción, la violencia y los negocios ilícitos”.
El analista político e historiador José Ángel Solorio considera que ya es tiempo de que el gobierno federal fije su atención en Tamaulipas, para que le quite a los criminales el control de las fronteras por donde pasan drogas y mercancías ilegales.
Sucesiones tutoradas por el narco
El resultado de la elección del pasado 5 de junio, en la que la Coalición Juntos Haremos Historia (Morena, PT y PVM) se impuso con Villarreal Anaya, se prolongó angustiosamente hasta el 28 de septiembre, tres días antes de la toma de protesta.
El relevo de García Cabeza de Vaca se dio en medio de las sospechas de la intromisión del narco en el gobierno, como ha ocurrido en los últimos 30 años en Tamaulipas.
Esas sospechas vienen desde 1993, cuando el priista Manuel Cavazos Lerma sustituyó a Américo Villarreal Guerra, padre de quien el sábado 1 asumió el cargo bajo el emblema de Morena.
Más historias
CNDH investiga presunta agresión de militares a trabajadores en Tamaulipas
Reportan nuevo ataque con drones contra elementos de Guardia Estatal en Tamaulipas
Suspenden clases en 3 municipios de Tamaulipas por tormenta tropical Francine