Han pasado las campañas, ya se tiene un gobernador electo, y es momento de regresar todos a trabajar por mejorar las condiciones de vida de la gente que vive en Sonora, en medio de una pandemia que lo ha cambiado todo. En este entendido es que me tomo la molestia de escribir esta columna para pedir al equipo del virtual gobernador y al mismo Alfonso Durazo, que recuerden que Sonora tiene una Ley de Fomento a la Lectura y el Libro.
Dicha ley nunca la hemos visto funcionar porque, aunque en el 2013 fue un logro de la comunidad cultural, de promotores de la lectura, escritoras y escritores, desafortunadamente, la falta de voluntad política de las pasadas administraciones ha impedido que la veamos en funcionamiento. Como muchas otras leyes del Estado, hasta ahora es solamente letra muerta. Sin embargo, de acuerdo a esta es responsabilidad del Ejecutivo estatal su aplicación, y en segunda instancia del Secretario de Educación y Cultura. Si Alfonso Durazo no aplica a la Ley de Fomento a la Lectura y el Libro estará incumpliendo la ley como ya lo hicieron Guillermo Padrés y Claudia Pavlovich.
La aplicación de la Ley de Fomento a la Lectura y el Libro implica que el Estado, a través de la Secretaria de Educación y Cultura, ponga a andar un Programa Estatal para el Fomento a la Lectura y el Libro, emitido previamente por el Consejo Estatal para el Fomento de la Lectura y el Libro. Dicho consejo jamás ha sido conformado porque a los anteriores secretarios de educación nunca les importó fomentar la lectura. Algunos de ellos prefirieron mal gastar el dinero con patos inflables gigantes, argumentando que estos tienen un efecto pedagógico para enseñar matemáticas. Aún sigo sin saber como los toboganes y los monos inflables enseñan matemáticas, pero bueno, esas son las maravillas del pasado prianista.
El Programa Estatal de Fomento a la Lectura debe contemplar varios puntos que van desde: creación, fortalecimiento y actualización de paquete didácticos de estímulo y formación de lectores (importantísimo para mejorar la formación humana en el sistema educativo); la organización de ferias y festivales del libro y la lectura; capacitaciones, conferencias y talleres para profesionalizar el trabajo editorial, a las y los libreros y bibliotecarios (sumamente necesario para detonar la industria editorial y un pilar de lo que se conoce como economía creativa); así como la transmisión de programas de radio, televisión e internet dedicados a la lectura, entre otras más. Muchas de estas actividades ya sea hacen, unas por el ISC y otras por la misma ciudadanía que se organiza, prueba de esto esta el Reto Lector Sonorense, ESAC, el Club del Libro de Hermosillo, Mi Libro Mx, por mencionar algunas iniciativas ciudadanas, pero aun así hace falta que el Estado se involucre con un compromiso más serio y formal, como el que esta obligado a hacer porque así lo dice la Ley de Fomento a la Lectura y el Libro.
En entrevista en Proyecto Puente, Alfonso Durazo, ya como próximo gobernador, dice que no tendrá un gobierno que derroche el dinero, algo que muchas veces se asocia a que se bajará el presupuesto a la cultura porque malamente se le considera un lujo, cuando realmente es una necesidad primaria para el desarrollo humano. Pero también, en la misma entrevista, habla de la voluntad política que debe mostrar su gobierno. Aplicar la Ley de Fomento a la Lectura y el Libro sería una forma muy clara de manifestar voluntad política para apoyar a la cultura por parte de su gobierno, además de que puede ser una buena herramienta para direccionar mejor el presupuesto al fomento a la lectura, y ser más austeros sin que esto implique reducir el apoyo y el trabajo a esta área del desarrollo cultural.
Personas del equipo cercano a Durazo me han comentado varias veces que el próximo gobernador es un gran lector, espero que esto ayude y lo sensibilice para que en su gobierno se aplique la Ley de Fomento a la Lectura y el Libro y que en la secretaria de educación y cultura tenga a alguien con voluntad política para instaurar el Consejo Estatal para el Fomento a la Lectura y el Libro. Si hace eso, se aproximará más al hacedor de instituciones que fue el mejor gobernador en la historia moderna de Sonora, Samuel Ocaña, quien, cuentan la leyenda, publicó mínimo un libro por mes.
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