A Kate Winslet no le van las tonterías. Ni ahora, ni en los inicios de su carrera, ni nunca. Vive en Dorset, al sudoeste de Inglaterra, lo suficientemente lejos de los brillos ficticios del glamur hollywoodense, pero con su talento siempre presente en la industria. Es una actriz que siempre ha destacado precisamente por su naturalidad y franqueza, y no solo por decir lo que piensa. Sabe empaparse de la esencia de sus personajes utilizando su cuerpo a favor de cada uno, sin retoques que embellezcan su figura ni la hagan parecer una estrella.
Es una abanderada en la representación de la belleza femenina en el cine y series con la naturalidad de la vida misma. A veces sin maquillaje, otras con kilos de más, pero siempre transmitiendo la esencia real de sus personajes. Por eso, cuando los responsables de Mare of Easttown quisieron hacer algunos retoques típicos del marketing hollywoodense, ella se negó rotundamente.
El thriller criminal de HBO acaba de llegar a su fin con un séptimo episodio sublime, que no solo ha dado conclusión al misterio detrás del asesinato que investiga la protagonista, sino que añadió suficientes capas dramáticas como para concluir con satisfacción cada hilo argumental, coronándose como uno de los mejores finales que he visto en mucho tiempo. En la historia, Kate interpreta a Mare Sheehan, una detective que bebe cerveza y dice lo que piensa con interés nulo en cuidar su apariencia. El suicidio de su hijo, la culpa y el dolor son las capas emocionales que controlan su vida.
Y así como hizo en su película Ammonite, la actriz recurrió a los departamentos necesarios que permitieran que las emociones de sus personajes afloraran de manera natural, sin necesidad de artilugios que embellecieran su figura. Por eso, cuando el director de la serie, Craig Zobel, le quiso asegurar que eliminaría “un poco de barriga” que aparecía en la escena sexual que comparte con Guy Pearce, Kate lo frenó en seco.
“¡Ni te atrevas!” le dijo la actriz según reveló a New York Times. Es más, devolvió el póster promocional en dos ocasiones a la producción porque estaba demasiado retocado. “Me decían ‘Kate, de verdad, no puedes’ y yo les decía ‘Chicos, sé cuántas arrugas tengo al lado de mi ojo, por favor, pónganlas de nuevo’.”
Kate quería que Mare fuera una mujer ordinaria, común y corriente. Que el público la percibiera como tal para poder comprenderla e identificarse mejor con ella. Incluso se resistió cuando vio un primer montaje donde su piel se veía luminosa y demasiado bien. “Intentamos darle luz justamente para que no se viera bien” dijo.
Y es que Kate no iba a dejar que los estándares de la industria en que se maneja dominaran su interpretación. “Espero que al interpretar a Mare como una mujer de mediana edad -cumpliré 46 en octubre- sea el motivo por el cual la gente haya conectado con este personaje en la forma en que lo han hecho porque claramente no hay filtros” asegura a la publicación. “Es una mujer imperfecta y en pleno funcionamiento, con un cuerpo y un rostro que se mueven de una manera que es sinónimo de su edad, su vida y de dónde viene. Creo que estamos un poco hambrientos de eso”.
Sin embargo, que la seguridad que transmite en pantalla no nos engañe. Kate confiesa que tuvo sus dudas, que se torturaba a menudo, y al asistente del director, preguntándose si otras tres actrices lo hubieran hecho mejor que ella -aunque se niega a decir los nombres-. No obstante, su entrega se nota y traspasa la pantalla.
Al terminar un día de grabaciones, dejaba la ropa apilada en su camerino, sin lavarla, ni secarla ni colgarla, para que mantuvieran esa estética de descuido natural que vemos en la serie. No maquillaron sus manchas solares ni las imperfecciones de su piel, y entrenaba en una bicicleta estática por las noches para dar más músculos a sus muslos. Quería que la cámara captara las mochilas emocionales y la historia de su personaje a través de su cuerpo y hasta cambió su postura a la hora de moverse y pararse.
Con tanto trabajo físico y emocional, Kate Winslet no iba a dejar que el perfeccionismo estético de su industria manchase la labor artística que puso sobre el personaje de Mare. Y dijo que no, al Photoshop y a borrar la exposición natural de su barriga. Todo por amor a la naturalidad y el arte. Y el resultado se nota con una interpretación que ya huele a premios.
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